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domingo, 29 de junio de 2014

TECKELS : LOS GUARDIANES ETERNOS DEL KAISER.


TECKELS O LOS GUARDIANES ETERNOS DEL KAISER.

Dedicado al hijo de mi buen amigo Kike, Hugo, (Alpheratz Kennels), como regalo por su nacimiento. 

Entre las múltiples fotos y postales familiares, tenemos en nuestro álbum una de Su Gracia Guillermo II, el Kaiser de Alemania, el de los bigotes prusianos que impuso moda entre las gentes que querían aparentar dureza al principio del siglo XX, dejándose grandes bigotes como los del emperador,  con puntas retorcidas hacia arriba. Curiosamente, esta postal es una foto del Kaiser y su esposa la emperatriz Augusta Victoria, paseando por los jardines de Palacio, acompañados por varios Dachshunds, Teckels o perros “tejoneros”, ello como siempre mueve mi curiosidad y os voy a contar lo que he averiguado del fascinante personaje que nacido emperador en 1859, hijo de Guillermo I de Prusia y nieto de la Reina Victoria y el Príncipe Alberto de Inglaterra (rey y reina muy perreros) y muere el 4 de junio de1941 despojado de todos los honores en un dorado exilio en Huis Door (Holanda).

Acompañado por Teckels desde niño, amaba los perros de caza. Los primeros teckels de su vida siendo principe eran perros de pelo corto y rojos Busco o Bosco y Flanqueur, propiedad de Su Gracia Imperial Guillermo I.

En 1890 compró 20 Foxhounds, en Inglaterra, que usó durante un tiempo para la caza, influido por su familia en Inglaterra, pero pronto dejó de cazar al estilo británico.

Influido por la moda de primeros de siglo, tras la caída de Rusia y la emigración de su aristocracia hacia  el exilio, tuvo por un tiempo algún Borzöi, pero como detalle anecdótico y sin mayor importancia.

En las tiradas de caza menor que organizaba su excelencia el Barón von Alvensleben en Neugattersleben  fue donde verdaderamente se interesó por la raza con verdadera pasión. El barón le regaló un hijo de una de sus mejores perras  que fue la base de cría junto a los de su augusto padre.

Otro de los perros que probó en la caza y acompañó al Kaiser  fue un sabueso de Hannover color rojo oscuro y máscara negra el cual fue un presente de su excelencia el Señor  de Plessen que lo compró a un famoso cazador y criador de la selva negra que  se decía, tenía los mejores de todo el Imperio.

Su majestad, amante de la caza, confraternizaba con cazadores y guardas forestales que le enseñaron sobre como debe trabajar los perros de rastro; en Rominten y Schorfheide fueron de provecho los perros de rastro para los guardas forestales, cazadores y leñadores de esas comarcas.

Todo su amor por los perros se volcó ante la personalidad y las virtudes venatorias del perro de Tejon (Teckel). En Palacio, dentro y fuera del mismo, en su perreras,  en las Salas Imperiles, en los Jardines, esperando a SSAA. Imperiales en la entrada de la Iglesia, en el yate “Gran Hohenzollern”, a su alrededor había siempre  animales de esta raza, preferiblemente de pelo corto.

Su Alteza Imperial  nunca tuvo perros de casa, pero siempre tuvo perros de caza. Los teckels del Kaiser ante cualquier alarma o extraño, aullando, se lanzaban por las escaleras de las habitaciones privadas del Kaiser, tal y como si siguieran la pista de un ciervo herido, tal y como relataban los cortesanos de Palacio. El Augusto propietario quería perros funcionales y estos se usaban para trabajar duro como perros de la caza, y para ser los mimados y los confidentes del iracundo Señor.

Prueba de este amor a la caza y a sus teckels fue el que cuando Erdmann murió, su Majestad hizo poner una lapida en el Castillo Wilhelshöhe en Kassel, lugar donde falleció y fue enterrado el 15 de agosto 1901.

 Waldmann, Hexe, Dachs y Lux, los pelocorto que le acompañaban antes del exilio a Holanda, eran inseparables del monarca, desde el yate hasta los largos paseos por el bosque; le ayudaban a su bienestar y equilibrio mental, pues ante los problemas de Estado les servían de terapia y relax, debido a su fuerte temperamento. Una de las ocasiones que relata S.E el Príncipe Büllow, fue ante un poco amigable artículo que versaba sobre Inglaterra y nos dice:    El Kaiser se siente mejor, juega con mucho gusto con sus perros, especialmente con Velop.  Tejones (Teckel).

En 1913 Hexe y Strolh eran los favoritos del Emperador. Acostumbraba a no tener dentro de palacio más de 4 o 5 con los que habitualmente cazaba. Los otros perros  que no acompañaban a su Majestad Imperial vivían en una magnífica  perrera en el jardín de Monbijou, entre ellos estaban dos veteranos Schnapp ( de color amarillo) y el viejísimo  Dasch perro  de color chocolate con 15 años rodeado de honores, atenciones veterinarias y comodidades en  recuerdo de los servicios de caza prestados al kaiser.

El Kaiser  Guillermo II, criaba y fomentaba  la crianza de perros. Su majestad promovió la cría y entrenamiento de perros de caza con títulos y premios. Datos como el que entregase personalmente la medalla de oro del Kaiser (creada por él a estos mismos fines), en una exposición en Treptow, por una crianza y rendimiento excelentes a un criador de perros Kürhzaar.

El káiser, el todopoderoso káiser, traicionado por intrigas de políticos y generales, compra una propiedad en Holanda, que perteneció a la baronesa Van Heenesten, tía abuela de la famosa actriz Audrey Hepburn, el castillo de Huis Doorn, al que le acompañan una pareja de pastores alemanes y varios teckels siempre de pelo corto.

El primero en fallecer en el exilio es el viejo Senta, en 1927, a los 20 años, y manda construir un mausoleo consistente en un  monolito sobre el que se alza un águila imperial germana, símbolo de Prusia. A su alrededor  hay cinco lápidas que recuerdan a sus 5 compañeros fieles en el exilio.



Por su Augusta voluntad pidió ser enterrado cerca  o junto a sus perros (al igual que dispuso su antepasado Federico de Prusia, Federico el Grande, de ser enterrado junto a sus perros en una fosa en el jardín de Sanssoucé). Efectivamente así fue y tras ese monolito hay una  pequeña pradera de césped donde se alza, contemplando a sus teckels por delante, como segura guardia y avanzadilla,  como los guardianes eternos del Mausoleo del último gran Emperador que reinó sobre Prusia y Alemania.



Rafael Fernández de Zafra.





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