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lunes, 7 de julio de 2014

GAETANO, EL PERRO HUMANO: LA BELLA HISTORIA DE UN PERRO DE BARRIO DE LA ISLA DE SICILIA .

GAETANO, EL PERRO HUMANO: LA BELLA HISTORIA DE UN PERRO DE BARRIO DE LA ISLA DE SICILIA .

Dedicado con todo mi cariño y amistad al Dott. V.G Mancuso.

Existe todavía en multitud de ciudades italianas, especialmente en el sur, el generoso sur, (donde siempre hay un plato de comida para agasajar a un amigo o dar de comer a un animal)  la figura del perro de barrio, del “cane di quartiere”, figura que me dio a conocer mi gran amigo  el doctor Vincenzo Gianluca Mancuso reviviendo mis vivencias de muchacho, cuando visitamos a la gordísima y vieja “Palla”  (Balón o Pelota) vieja mestiza grande amiga de los gatos, las palomas y las personas cercanas al supermercado del barrio. “Palla” fue amiga mía, Al principio era considerada “molesta” por el dueño del supermercado hasta que un día fueron a robar ese comercio…ese lugar mágico de donde salía la rica sasizza siciliana y el salame casero… la gordísima mestiza defendió el lugar, el comercio, la caja de las delicias,  de esos ladrones que creían que la obesa perra era inofensiva. Los puso en fuga con grandes gruñidos, mordiendo, correteándoles en una breve y asfixiante carrera  y desde entonces, en la puerta del supermercado tuvo una casita que le hizo el dueño con sus propias manos para protegerla de las inclemencias del tiempo. La generosa “Palla” compartía los platos de rica y humeante pasta y los pedazos de pizza de los que era golosa con los gatos y las palomas de la “strada”, un espectáculo digno de ver en una isla en la que sorprendentemente todo bicho viviente “mangia pasta” .

La vieja “Palla” murió, ciao “Palla”, te veré en el arco iris y te llevaré si Dios lo permite unas salchichas de las de tipo “Wurstel”,  que tanto te gustaban.

 Esta figura se perdió en España y, especialmente en el sur, hace muchos años, donde las leyes humanas crueles y despiadadas, las leyes del superpredador, que prohíben dar comida a los animales en la calle….. se olvidan del viejo dicho andaluz “Salvo su vida por darle agua a un perro”, referido a que a la caridad la recompensa la vida con un duplicado efecto boomerang.

No hay que irse a buscar monumentos dedicados a perros muy especiales en Escocia a "Bobby", al Japón a "Hachiko" o al Canadá a "Balto". En el Mediterráneo también los hay, os puse por ejemplo a  la andaluza ciudad de Cádiz con su placa en bronce y calle dedicada a "Canelo"  y hoy os traigo como otro bello  ejemplo a la siciliana Lentini, en Siracusa.  




Hay un bella y pequeña ciudad en Sicilia interior que se llama Lentini sita en la provincia de Siracusa ; ciudad muy antigua, ciudad natal de Gorgias el filósofo retórico, o del médico Heródicus, que fundamentó sus escritos en las bases hipocráticas,  en esta ciudad tan antigua como los tiempos,   hasta el año 2010  vivió Gaetano, un chucho que durante más de 10 años siempre libre, en el barrio del centro,  fue un amigo para todas las gentes de allí.  De donde venía Gaetano?  El perro fué rescatado  a finales de 1999 por la gente del barrio de buen corazón, sus orejas habían sido arrancadas y estaba medio muerto a palos. Se recuperó, prosperó, engordó con generosos platos de pasta y en su canino entender quiso, tras recuperar la confianza en el ser  humano, el devolver ese ciento por uno, de modo en que se convirtió en un  verdadero ángel que velaba por la pequeña ciudad, convirtiéndose en su guardián. Gaetano era un perro callejero mestizote que recordaba a un pastor alemán, de ojos color miel, dulces y melancólicos  que llegó a ser un activo conciudadano, de gran espíritu  fraterno y  solidario.

Gary, Gaetano,  llegaba hasta el último rincón de la ciudad, acompañaba a  sus paisanos recién nacidos en la alegría del bautismo e igualmente a sus paisanos fallecidos hasta el cementerio en su último viaje terreno, igualmente lo hacía en las bodas; asistía a todos los eventos públicos o privados atraído por la presencia de sus paisanos que no le vetaban la entrada a lugar alguno, mostrando devoción especial con motivo de la festividad del Patrón San Alfio, durante la cual, seguía la  santa misa en la Catedral, acompañando en la cabecera de la procesión junto a las autoridades de la ciudad o en la inauguración de la Feria del Naranjo.

Así mismo acompañaba a los ciudadanos ancianos al cajero automático o a los bancos; era un asiduo espectador del estadio el domingo para ver desde las gradas en los partidos de fútbol del equipo local;  uno de sus lugares preferidos era la Plaza de los sofistas y  la estación, a recibir a los vecinos viajeros por su trabajo, y algunos martes tomaba el autobús pues los chóferes eran sus amigos, para ir a la ciudad cercana de Carlisle a ver a un carnicero del mercado,  también amigo suyo. 





Gaetano se domicilió en la Comandancia de la Policía Municipal, allí siempre le preparaban  comida y refugio contra el frío del invierno y la calina del verano, allí bajo la rojigualda bandera de la Tinacria  fue  mimado y querido  por policías y bomberos, quienes lo consideran como a otro compañero e incluso le regalaron un uniforme con arnés de la policía de tráfico, con el que lo vestían en las fiestas más solemnes. Llevaba al cuello un collar con colgantes entre ellos la medalla que el Ayuntamiento le había otorgado como perro del vecindario y "Embajador de los perros callejeros". Maestro de ceremonias, policía de tráfico pues ayudaba a los agentes, devoto del Santo patrón, confidente, guardián, vigilante, amigo de todos también acompañaba a los chicos al colegio o al instituto a la entrada y/o a la salida, pues se dividía en un increíble todo para todos. Todo ello, y el cariño de los lentinesi, llevó al Ayuntamiento a librar un pequeño estipendio para sus vacunas, veterinario, baños y cuidados; él lo recompensaba a todos con su rabo siempre en movimiento, sus dulces ojos, sus lametones y su siempre eterna presencia en toda la pequeña ciudad.  

 Un día Gaetano fue echado de menos, no se le veía por las calles, no fue a ver a los muchachos , no fue el martes al autobús…toda la ciudad se movilizó desde el primero al último de los  lentinesi.   Agotado y viejo se apartó de la ciudad y de sus amigos para morir sólo, en un nuevo acto de generosidad, para no molestar a nadie, cerca de un centro comercial, 28 de enero de 2010. Se le practicaron pruebas por parte de la Asociación protectora;   Gaetano había muerto de causas naturales el 20 de enero, el mismo día de San Sebastián, patrón de la policía de tráfico y de los conductores. 

La ciudad conmocionada se llenó de obituarios publicados en las paredes, ante la muerte de tan querido paisano e incluso el alcalde  escribió una carta abierta como despedida .

Dejó  un gran vacío en la ciudad, por ello la iniciativa del señor   Piergiorgio ( que recuerda siempre las visitas de Gaetano al stand de la Protectora de animales) erigir un monumento a su memoria, se recogió con entusiasmo, para  hacer que siempre estuviese entre los vecinos que tanto amó. Para este proyecto ha movilizado a toda la ciudadanía, coordinado por la asociación local de derechos de los animalesPACE,  y dos años más tarde, en mayo de 2012, el monumento ha visto finalmente la luz gracias a numerosas donaciones de los ciudadanos. El lugar elegido, la Plaza de Taormina, por considerarse digna de  albergar el monumento para el que sus conciudadanos llamaban cariñosamente Gary o Gaetano, el perro Humano. La estatua de bronce que reproduce las características idealizadas  de Gaetano - cuyo arcilla fue realizada por Luana Peregrini de Roma  -  que la hizo gratis en arcilla para después poderla fundir en bronce , está sobre  un pedestal cubierto de placas conmemorativas, dedicatorias, los nombres de los artesanos y trabajadores  locales que trabajaron gratis para realizar esta estatua y donantes o portadores de huchas que recaudaron la generosidad que el sembró durante sus diez años de dedicación  a los ciudadanos;  la ceremonia de inauguración en la céntrica plaza de Taormina que también fue rehabilitada gratis, sin coste alguno para el Ayuntamiento,  comenzó más de 20 minutos tarde…toda la ciudad quería estar con su querido perro de barrio, el querido Gaetano, el sempiterno amigo de la ciudad, un símbolo perpetuo de Lentini. -
Rafael Fernández de Zafra
Julio 2014.








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