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jueves, 4 de mayo de 2017

CARLOS III Y MELAMPO. La historia de un cuadro que nos habla del extinto Gorgas o perro de punta valenciano.

CARLOS III Y MELAMPO. La historia de un cuadro que nos habla del extinto  Gorgas  o perro de punta valenciano.

                                   
“Introducción. Que es un Gorgas y como llegan los antepasados del Gorgas a España”.
Los antepasados del Gorgas llegan a España de la mano de Carlos III. Nace  un 20 de enero de 1716, en la Villa y Corte el hijo de Felipe V de Borbón y de su segunda esposa Isabel de Farnesio, con pocas posibilidades de ser Rey de España, pero al morir sus dos hermanastros sin descendencia, accede al trono uno de los mejores monarcas que ha gobernado Las Dos Sicilias y  España, falleciendo en la capital del entonces Imperio Español un 14 de diciembre de 1788.

Reinó con diversos nombres : Duque de Parma y Plasencia como Carlos I ;  Rey de Nápoles como  Carlos VII ;  Rey de Sicilia como Carlos V y finalmente Rey de España como Carlos III. Carlos III, de baja estatura, delgado y de alargadas, facciones, labio inferior más prominente que el superior, ojos pequeños  achinados, y gran nariz , para muchos fue el Rey político o el mejor alcalde de Madrid, para mí fué el Rey cinófilo y el Rey cazador.

Su tez morena era mudo testigo de la contínua  práctica de la caza de la que gustaba mucho y con la que se evadía de los problemas de la Corte, y en este caso de las Cortes de las que fue Rey, como ya os he dicho antes, un gran Rey que hizo los Reales Sitios de Caserta, el Teatro de San Carlo e innumerables mejoras en Sicilia y en España, especialmente en su capital.

Portaba entre otras cosas el ajuar de Su Majestad un número importante de perros de punta, de los que se criaban en la Corte de Nápoles que eran una selección del perro de punta español  mejorada en el Reino de Nápoles por los anteriores gobernantes, reyes y  virreyes de España; a este perro en tiempos modernos se le llamó Gorgas.


El nombre de Gorgas deviene de una vieja historia que se cuenta en el lugar;  el Rey regaló a un noble setabense una pareja de perros que cruzándolos con sabuesos y perros de punta del lugar dieron origen a la raza. Adaptados a la perfección a las huertas y los humedales. Los más viejos del lugar cuentan que andaban de alzada sobre 35 – 40 cms y de peso unos 30 kilos arriba – abajo.  De buen olfato y  muy buenos como perros de trabajo polivalente tanto en la pluma como en el pelo de caza menor eran los preferidos de esas tierras.
Algún autor asevera que la altura era de 50 – 56 centímetros  e igual peso pero a mi entender y observando la fotografía de uno de ellos opto más entre los 40 -50 centímetros y un peso de unos 35 kilos .
Llegaron a  duras penas poco más que la guerra civil, desapareciendo en esa época totalmente. Los machos eran de osamenta ligeramente más pesada que las hembras, ambos escurridos de belfos y su pelo corto siempre se hallaba manchado de negro, rojo, amarillo o hígado sobre fondo blanco o blanco con alguna pequeña mancha de los colores que se especifican.
Para haceros una idea exacta del animal os incluyo un dibujo y una foto de los años 10 -20 del historiador don Vicent Moreno y Mira, natural de Gorgas – Alicante.



En definitiva podemos decir que un Gorgas es un perro de punta español primero criado y seleccionado en el Reino de Nápoles, retemplado con “razas” italianas, traído de nuevo a España y a su vez mejorado con pachones, perros de punta y sabuesos de la época, que tiene su último reducto en Gorgas – Alicante- al ser regalados a un noble Setabense que los conserva y difunde en la zona por ser un regalo del Rey y así sus familiares durante casi 200 años; desaparecen por ser una agrupación étnica comarcal,  probablemente con gran consanguinidad y afectada por la tristemente dura guerra civil española.

Son estos perros pues parte de ese patrimonio genético que los españoles desparramamos por el Mediterráneo: vemos como ejemplo el Maltese pointer, el Ca Me Balear o el turco Çatalburun (este último probablemente robado en las razzias turcas a las costas españolas por ser famosos nuestros perros de punta como magníficos auxiliares de los cetreros).

“Carlos III cazador” …y Melampo. El retrato.

El nombre de Francisco de Goya y Lucientes, sonaba como pintor famoso en la Corte española, aunque quienes le abrieron esta puerta fueron los tres hermanos Bayeu y el pintor Mengs,  Mengs refería la maestría que tenía y la facilidad con la que pintaba los cartones para ser modelos en la Real Fábrica de Tapices. Carlos III le encargó un retrato suyo como cazador y su perro favorito. Acompañado luego por Martín Zapater, visitó el estudio del genial Goya.

Nadie como Goya ha retratado a los perros pachones y perros de punta españoles, ni en mayor número de ocasiones.

El  cuadro que nos ocupa “Carlos III, cazador”,  es un lienzo al óleo que se pintó en 1786,  (el 25 de junio de 1786, Goya y su cuñado Ramón Bayeu obtienen el título de pintores del rey con un interesante sueldo de 15.000 reales al mes) .Mide 207 cms x 126 cms. Es un retrato al estilo más purista de la escuela española, ( el pintor aprende copiando estampas con José Luzán en Zaragoza durante años y se perfecciona en Italia) cuya composición sitúa al monarca vestido con larga casaca de color pardo, gorguera blanca de encaje y chupa  amarilla  o chalecón ajustado por un cinturón. Ostenta las bandas de la Orden de Carlos III, de San Jenaro y del Santo Espíritu y el Toisón de Oro, propio de los monarcas españoles. El fondo, con gran probabilidad está extraído de alguno de los Reales sitios donde se ubicaban los cazaderos o cotos reales, que son a saber la sierra de Guadarrama, el Monte de El Pardo o el coto del Escorial.


Goya retrata magistralmente al Rey, tranquilo, feliz,  con su tez morena por el sol, acompañado de su perro favorito Melampo, que dormita a sus pies como símbolo de pureza (blanco) vasallaje y fidelidad. Su amplio collar luce las palabras “ REY N. SEÑOR”.

Melampo fue el preferido, el favorito de Carlos III, el más fiel amigo y confidente del monarca, un extraño perro pachón de belfos recogidos y blanco manto, que comía de la mano de Su Majestad.

Algunos escritores dicen que el Rey le puso a su perro Melampo por ser de rostro Melancólico, pero nada más alejado de ello; melampo se llamaba así por el perro que acompañó y llevó el pan de la mano desconocida que le alimentaba a San Roque cuando repudiado por la gente por la lepra se refugió en una cueva en un alejado bosque. Los católicos Borbones seguían fieles a la tradición y a la Iglesia y Carlos de Nápoles, Rey católico de gran fe influido además por la Corte napolitana  no iba a ser menos.  

Se sabe que la ascendencia de Melampo era de las reales caballerizas de Caserta y que a su vez muchos descendientes de Melampo y otros perros de punta, pachones y otras “razas” de la época eran enviados desde las reales caballerizas de Madrid a otras Casas Nobiliarias y Casas Reales de  toda Europa como  muy altamente  apreciados regalos de este Borbón.

De este retrato se conocen cinco versiones casi iguales que se encuentran en la colección de lord Margadale (Reino Unido), en Argentaria (Madrid), en el Ayuntamiento de Madrid y la duquesa Del Arco.

El retrato que perteneció a la duquesa Del Arco, es el único que lleva la firma de Goya, siempre ha pertenecido a los descendientes del Conde Fernán Núñez, amigo y ferviente admirador de Carlos III, embajador de España en Portugal, y artífice de los matrimonios en 1785 los infantes D. Gabriel ( hijo del Rey) y Dª Carlota Joaquina (nieta del monarca), con los príncipes portugueses Mª Victoria y Juan.

El cuadro  firmado por Goya“Carlos III, cazador”, fue regalado a la marquesa Rafal, dama de honor de la Infanta Carlota Joaquina (nieta del Rey), por acompañarla en el Cortejo de Portugal.
Lo adquiere el Ayuntamiento de Madrid en 1948, al venderlo  la duquesa viuda de Sueca, que lo había heredado de la de Rafal.

Consta en el inventario de la 1814 Colección Real.

El Museo del Prado lo recibe en 1847, desde el Palacio del Buen Retiro. Sufrió otros dos cambios de ubicación, uno en 1915 al Museo de Lérida y otro en 1929 al Museo Municipal de Madrid. Se le instala definitivamente al Museo del Prado en 1942.



Bibliografía: Archivo personal de Rafael Fernández de Zafra, Museo del Prado,  Agencia Europa press_(Madrid), imágenes de  D. Vicent Moreno y Mira, historiador y natural de Gorga (Alicante), blog de don P. Botella.

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