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lunes, 31 de marzo de 2014

LOS PERROS DEL TITANIC, artículo que se cita en varios países, autor R.F de Zafra

LOS PERROS DEL TITANIC Artículo publicado en varios países y en la revista todo Perros La primera gran tragedia del siglo xx fue el hundimiento del Titanic. En el megabuque que naufragó el 14 de abril de 1912, viajaban perros, todos adscritos a pasajeros de primera clase e inscritos con sus nombres y algunos con sus razas. Este relato canino no puede restar importancia a la pérdida de 1503 vidas, pero es bonito saber, y para nosotros aficionados a este leal animal, imaginar la tragedia de perder a un ser querido, aunque animal, cosa que comprendemos los que disfrutamos de nuestros perros. Los perros que viajaban eran como os he dicho propiedad de los grandes industriales norteamericanos, especialmente de la “buena sociedad” de Nueva Cork y Filadelfia, y la nobleza británica que, atraída por tener un hueco y ser retratados a la llegada a Norteamérica por las revistas del corazón de la época , pagaron hasta 4.350 dólares americanos – equivalentes a unos actuales 100.000 dólares por viajar. Los canes pagaban el equivalente al pasaje de un niño pequeño en primera clase, razón más que suficiente para que los pasajeros de menos posibles económicos, no viajasen con sus mascotas. El viaje se inició en Southampton, el miércoles 10 de abril de 1912, deteniéndose al atardecer en Cherbourg, Francia, para embarcar otros pasajeros de la primera clase. Al llegar la noche se arrivó en Irlanda – Queensland-, partiendo desde allí a cruzar el océano Atlántico. Se exigía a los de a bordo que sus perros ostentasen el mismo nivel de glamour y vida de sus dueños, existiendo caniles o perreras en la cubierta F, de primera clase. Bien construidos, confortables, contaban con calefacción y con un servicio de paseo adscrito a cada perro. El capitán Smith, muy amante de los perros, criaba Borzöis, o bien llamados galgos rusos. Existe una foto del referido señor en cubierta, antes de embarcar con su borzöi blaco y una pequeña fusta en la otra mano, pues su familia le llevó a su perro para despedirse. Pues bien, el responsable del Titánic permitió a los de talla pequeña dormir con sus propietarios en sus camarotes. Del mismo señor parte la idea de realizar un pequeño Show canino, pues los perros de a bordo, eran casi todos de raza y además contaban con algunos campeones de certámenes de belleza. Ese evento social estaba previsto el día 15, día después del fatídico desenlace. Se inspiró el capitán para organizar el show, al ver la admiración que causaban los animales entre los pasajeros de primera clase cuando eran paseados por la zona de primera clase (popa) para que hicieran ejercicio y sus necesidades. El archivo de la empresa White Star, la operadora de la nave nos ha legado el testimonio en forma de archivo, de que había al menos doce perros, salvo alguno, como daremos detalle embarcados a ultima hora, por lo que dividiremos la lista en dos, la oficial y la oficiosa, que pende de la credibilidad de los relatos de los supervivientes. Los animales que sobreviven al naufragio, oficialmente fueron tres: SUN YAT SEN, pequnés, raza muy en boga en la época, por ser exótico y oriental. Propiedad del inglés Mr. Henry Harper y su esposa Myra (48 y 49 años respectivamente) se salvan en el bote nº 3. Mr Henry era uno de los grandes publicistas de la época y tuvo la suerte de llegar a uno de los primeros botes. LADY, perra pomerania, propiedad de Margaret Hays, se salva en el bote nº 7, escondida dicen que en un bolso o entre la ropa de abrigo de su ama y llega sana y salva a Nueva york ciudad de donde era nativa. UN POMERANO, que propiedad de los Rothschild, Martin & Elizabeth, se salva en el bote nº 6, junto a la famosa enfermera que sobrevivió a los naufragios más trágicos de la época llamada la INHUNDIBLE MOLLY BROWN. El señor Martin no quiso embarcar en el bote cediendo su lugar a una dama, pereciendo generosamente por este caballeresco gesto. Los perros que oficialmente no sobrevivieron al naufragio fueron: UN CHOW - CHOW, propiedad de Mr Harry Anderson (agente de bolsa) , campeón de belleza, asegurado en cincuenta dólares usa de la época. KITTY, Aireadle Terrier, propiedad de los señores Astor, John Jacob Astor fue la persona que liberó a los perros de los caniles o perreras de cubierta. Fallece generosamente, junto a su perra, para que su esposa embarazada, Madeleine, que se salva en el bote nº 4. Cuentan que esta señora viendo nadar a un bullldog francés hacia ella, exclama….un demonio….. por creerlo un pequeño monstruo marino en la oscuridad. Muchos de los ocupantes de los botes creían alucinar por el frío al ver a muchos animales nadar desesperadamente para salvar sus vidas. FROU – FROU, era probablemente un bichón boloñés, hembra, propiedad de Mrs Helen Bishop, regalo de su esposo Dickinson H. Bishop, durante su luna de miel en Italia - Florencia. Ambos se salvan en el bote nº 7, mientras la perrita perece encerrada en el camarote nº B- 49. UN VIEJO AIREDALE TERRIER, UN KING CHARLES SPANIEL y UN MESTIZO DE PEQUEÑA TALLA, propiedad de Mr. William E. Carter. La mujer de Carter y sus dos hijos se salvaron junto a la mujer de Astor, Carter se salvó en uno de los cuatro botes plegables. Reclamó a la compañía, demandándola, por sus perros y su coche Renault, siendo uno de los famosos juicios de la época. GAMIN DE PYCOMBE, bulldog francés, campeón de Francia, adquirido por 750 dólares usa, suma astronómica, verdadera fortuna para la época. Embarcó en Southampton, con su dueño Robert W. Daniels, y se ahogó tras intentar ponerse a salvo nadando hacia los botes. Su dueño que se salvó, demandó a la compañía ya que aseguró al perro antes de emprender viaje.. UN GRAN DANÉS, propiedad de Ann Isham, esta señora norteamericana, regresaba tras vivir 9 años en París con su hermana. A los cuatro días del hundimiento el buque Bremen, envía un cable a Halifaxcon el reporte de que habían visto a una dama con un traje de noche abrazada a un perro de gran tamaño, congelados en el agua. Este reporte puede comprobarse en los archivos del nova Scotia Maritime Historical. Cuentan los supervivientes que dicha señora se negó a subir al bote si no dejaban subir a su perro. Hay constancia de otros perros que podrían haber sido un borzöi, un galgo o un galgo afgano y un perro de tipo fox terrier. Esta sería la lista oficiosa. Del tipo fox, sabemos que pertenecía a William Crothers Dulles, abogado que viajaba solo, pero en los registros el dueño no especificó la raza y puso sólo perro. La leyenda cuenta que había un perro no registrado de raza TERRANOVA, propiedad del primer oficial Murdoch, del Titánic. Se dice que guió a uno de los botes que iba a la deriva hacia el Carpathia y que una vez en el barco aullaba queriéndose arrojar a buscar a su dueño, desaparecido en el helado mar. Este episodio no puede constatarse de modo fehaciente pero se escribieron artículos en los periódicos de la época. El periódico New york Herald, publica un sensacionalista artículo el 21 de abril de 1912, basándose en el testimonio de un marinero del Carpathia, Jonas Brigss. Una de las supervivientes del naufragio fue Eva Hart, pasajera de segunda clase que siendo niña dejó en Inglaterra un fox terrier de pelo liso blanco y que vió al bull dog francés, en cubierta impactándole la raza, pues era lo más opuesto a su fox, blanco de gran hocico y orejas caidas, ante un chato negro o atigrado oscuro y de orejas tiesas. Sus amos la dejaban jugar con este perro en su perrera, permitiendole el acceso a la primera clase. Su padre Benjamín ante los temores de su madre Esther, le dijo que el buque era insumergible, y que no lo hundiría ni Dios. De familia muy religiosa, procedente de Ilford Essex, Inglaterra, sobrevivieron al naufragio madre e hija, gracias a que Esther, tenía el presentimiento de que iba a producirse el naufragio y dormía vestida al igual que la pequeña Eva. Su verdadero viaje se tenía que haber producido en el buque Philadelphia, pero debido a una huelga se hundió. No fueron a vivir a Estados Unidos sino que volvieron a Inglaterra. Al morir el fox, Eva empieza a buscar “ el perro del Titánic” y logra adquirir una en el año 1956, de nombre Mrs. Huffle Puffle. En sus entrevistas de radio, siempre contaba lo que le impactó aquel frenchy, y lo que le impactó ver a su padre, que podía haberse salvado y se volvió del bote para ayudar a embarcar a mujeres y niños. Recuerdos de alegría y tristeza, que le hicieron compartir su vida durante 11 años con un perro cuya sombra proyectaba el recuerdo de una infancia feliz antes de la muerte de su padre. Como parte de la leyenda os contaré que mi bisabuela nos relataba que Mr. Harper, se desprendió de un valioso anillo con un brillante para tener en el bote a su pequinés ……… sobornando así al marinero que le permitió la entrada. Yo creo que habría hecho igual, que Dios me perdone. Rafael Fernández de Zafra. Bibliografía. Revista cinofilia Sudamericana. Archivo del periodico New York Herald. Archivo R. F. de Zafra (artículos sobre razas concretas) Frenchy bullytin volumen 1, pags 55 ss, nº 5, USA 1982 Azul- Jasmim, artículo del autor, Janeiro 2009. Publicaciones del archivo del White Star. Acerca de las compañía naviera, artículos de English K.C.

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