Sir Winston
Churchill, fue un gran político inglés en los difíciles tiempos de la Segunda Guerra Mundial, un hombre duro para un tiempo duro cuya mirada hacía temblar a
muchos hombres, ganándose una fuerte reputación por su fuerte carácter.
Tras su lado inflexible de primer ministro en tiempos de guerra había un lado más suave, el de su amor por los animales. En Downing Street y en su casa de la familia en Chartwell Kent, ( fue comprada en 1922 y Churchill la llenó de animales) así como en su juventud, se rodeó de una colección de animales de compañía.
El estrecho
vínculo entre Churchill y los animales se remonta a su infancia, cuando escribía cartas individuales a casa desde el colegio a sus muchas mascotas. Varios animales se mencionan en las descripciones de los archivos acerca de
su vida, como por ejemplo un perro llamado "guisantes" y otro llamado
"Poo Pink" o la anécdota de que a los 17 años vendió su
bicicleta para comprar "Dodo", el bulldog, incluyendo un perro callejero que fue encontrado en las
escaleras del número 10 de Downing Street y recogió en su residencia.
Sir Winston
amaba a todos los animales en general y a perros y gatos en particular… pero respecto a los perros, para un hombre
que llegó a simbolizar el espíritu de bulldog (The spirit of Empire), era el
opuesto y orgulloso propietario de dos espléndidas caniches marrones, Rufus I y
II.
El
aristócrata inglés tuvo un solo bulldog en toda su vida y en concreto en su
juventud, tal y como indicamos, pero gustaba fotografiarse con estos perros
pues representaban el espíritu del Imperio y el espíritu de lucha del pueblo
británico, especialmente en sus discursos o campañas políticas, de ahí la fotos
que os muestro :
Rufus le acompañó durante toda la Segunda Guerra Mundial, pero fue muerta en un accidente de tráfico en 1947. Rufus II, su sucesora, murió en 1962 cuando tenía 15 años de edad y es el tema de otra anécdota de Churchill y sus perros. Una noche, en Chequers la familia estaba viendo Oliver Twist, Rufus era, como de costumbre, acostado con la cabeza en el regazo de su amo. En el momento en que Bill Sikes está a punto de ahogar a su perro Bullseye, Churchill cubrió los ojos de la caniche y comentó: ". No mires ahora te diré sobre esto después."
Los perros se sabe que comían con el resto
de la familia en el comedor y la cena no comenzaba hasta que el mayordomo no servía a los perros, que recibían su ración sobre una alfombra Persa.
Las caniches están enterradas en Chartwell y sus tumbas se pueden encontrar
junto a Jock, su gato blanco y rubio
preferido. Tal era la
devoción de Churchill a esta mascota que después de la muerte del hombre de
Estado en 1965, su familia solicitó que un gato de similares características y llamado Jock siempre
debe estar suelto por Chartwell, que ahora es dirigido por el National
Trust.
El político pues, tras leer varias de sus biografías hemos
de concluir que no era propiamente
“perrero” o “gatero” sino más bien “animalero”, le encantaban todo tipo de
animales y en su finca granja crió canguros, cisnes negros, pajaros de todo
tipo, gallos, cabras, poneys, cerdos etc… etc… en un paraíso donde un
animal nunca podía ser sacrificado
después de haberle deseado "buenos días" en palabras del mismo. Tanto amor tenía a
los animales que uno de sus más grandes logros en defensa de los animales fue
el de salvar a miles de los caballos que estaban abandonados en Europa tras el
final de la Primera Guerra Mundial.
Esta es la parte de la vida de un gran hombre que acostumbró a los políticos de su tiempo a resolver grandes asuntos de Estado mientras daba golosinas a sus mascotas, un grande entre los grandes de la historia : Sir Winston Churchill.
Buenos días Rafael:
ResponderEliminarMe ha encanta la Historia, sobre y me gustan mucho más los perros, gracias por mostrar esta iconografia, me has alegrado la mañana !
Por cierto, yo con menos glamour claro, trabaje todo un verano en un almacén de verdura cuando era adolescente, para comprar mi primer perro de raza.
Un saludo !
Gracias María, el dar alegría es el mejor premio que puedes darme. Tiene tu historia también su glamour....la Baronesa Thacher también trabajaba en un puesto de verduras!!!! jajajjaj....Un saludo y gracias por tu comentario.
EliminarBuen trabajo amigo!!!
ResponderEliminarGracias Franci
ResponderEliminarRecuerdo haber leído que Sir Winston Churchill dijo una frase no muy cariñosa para los seres humanos, dijo : " Más conozco a las personas , más quiero a mi perro "
ResponderEliminar