Estoy limpiando los libros del escritorio de nogal de
mi abuelo y he retirado varios recuerdos que en su vitrina librería se
encuentran… entre ellos unas gafas redondas de oro, de patillas de muelle y sin
almohadilla en su puente; son sus gafas de lectura. Recuerdo con gran cariño a
mi queridísimo abuelo Antonio en las tardes del frío invierno de los Montes de
Málaga, cerca de la chimenea en los sillones bajos rodeados de perros de caza y
algún malhumorado mastín; la generosa leña de encina y de olivo verdial
crepitaba extendiendo el aroma de la ulaga, la yesca, el romero y el suyo
propio, acompañada de ligero olor a humo. Junto a él una mesita baja, una caja
de Farias, un mechero Dupont de oro y una copita de algún espirituoso para
pasar la tarde….y libros, muchos libros de perros y una fusta, para aplacar
ánimos y disputas de los 10 ó 12 privilegiados que sin bien eran nuestra
delicia, eran la queja continua de la abuela, a pesar de que a ella también le
gustaban pero en sus perreras, que veía “mucho perro y mucho pelo en casa…”
Entre esos libros, unos en mi poder y otros en manos
de familiares, tras morir el abuelo y fragmentarse su magnífica biblioteca,
había uno de historia natural de los años 70 del siglo XIX publicado en Inglaterra, con magníficas ilustraciones de dibujos a plumilla unos en color y otros
en blanco y negro de muchos animales y, entre ellos razas de perros, que
desgraciadamente cayó en otro lote que no fue el mío.
Mirando aquellas ilustraciones uno de esos días
llegamos a los perros de la Terra Nova, de Terranova, y aparecieron las
magníficas ilustraciones de una especie de sucedáneo de gran “golden” negro y de otros
perros, una pareja, de pelo corto, más pequeños y con unas marcas
blancas….parece que estoy viendo la ilustración…en primer plano un ejemplar
mirando hacia el lado derecho de blancas bigoteras, pecho blanco y cuatralbo,
con una marca blanca en las últimas vertebras del rabo y de fondo un mar picado
y un perro acercando una red a una barca donde dos hombres ataviados con
gabanes y grandes gorros de marinería jalaban una maroma, uno de ellos con
barba y sin bigote tenía una pipa de fumar en sus labios.
Al preguntarle al abuelo por aquella imagen, empezó a relatarme
la historia de los perros de San Juan, localidad de la Terra Nova, donde los
bravos marineros portugueses y españoles, en concreto vascos, faenaban para
traer de aquellas lejanas tierras el rico bacalao que tan apreciado es en estos
lares…de lo que me contó y de lo que he podido averiguar escribo estas letras
para que esa memoria no se pierda y transmitirla a futuras generaciones de
amantes de la cinofilia.
Así mismo y como muda testigo de aquel día estaba una
perra negra de Labrador, ya vieja, regalo
del marqués de Domecq a mi abuelo junto a una hermana de color chocolate muerta
por aquellas fechas, que fueron los primeros labradores de mi vida, siendo sus
padres los primeros que ví en mi ya lejana niñez en la jerezana finca “los Alburejos” propiedad del
Excmo señor Don Álvaro, un grande del mundo del Vino, del Toro y especialmente
del Caballo, pero no menos del Perro con su exquisita afición por teckels de
pelo corto, labradores, boxers y bodegueros entre otras razas.
Así os demuestro que mi amor por la raza no vino por
un anuncio de papel higiénico, sino de la mano de quien la usaba como una preciosa
herramienta de trabajo dentro de una afición llevada dde la mano de la más
rancia costumbre de la campiña inglesa.
En un tardo homenaje a mi abuelo, me vais a permitir que use el arcaico
termino de “la Terra Nova” por el más moderno de Terranova; así mismo voy a
dedicar este artículo a mi buen amigo Don Luis Antón Kowalsky, buque insignia
de los labradores españoles en el Mundo, en agradecimiento a que pasea los
colores patrios y nuestra cinofilia allende nuestras fronteras y a don Jose
Miguel Doval, no por ser juez de la raza y criador de la misma, que lo es, sino
por un acto de generosidad que llevo grabado en mi alma: ante mi llamamiento público
por el envenenamiento de un perro labrador negro propiedad de un niño con
síndrome de Asperger, le regaló uno de idéntico color para que superase esa
pérdida.
1.- Que es un
perro de San Juan del Labrador?
El perro de
aguas de San Juan del Labrador, o de San Juan de la Terra Nova, es un perro
espontáneo de selección natural que se dio por aquellos pagos producto de los
animales que allí arribaron en los barcos en un libre mestizaje entre perros
nativos con todo lo que llegaba en los barcos de pesca, que con la alquimia del aislamiento crearon
una raza natural o aleatoria (vide artículo anterior “Que es un perro de raza,
un cruzado y un mestizo”http://leerdeperros.blogspot.com.es/2015/02/que-es-un-perro-de-raza-un-cruzado-y-un.html), nombrándose a la raza en
libros y escritos ya del siglo XVI y con mayores destalles en el XVII (1600)
DESCRIBIENDOLOS como perros de tamaño
medio, de color negro y muy rústicos que ayudaban a las faenas de barco a los
pescadores de la Terra Nova, para recuperar redes, palangres y cables de pesca
u otros objetos que caían al agua incluso realizando labores de salvamento en
personas y de perro de retriever cuando las gentes del Labrador cazaban la
perdiz nival o los pájaros emigrantes y/o nidificantes. Muy parcos y sobrios en
comer, muy buenos nadadores y gustándoles el mar, de pelaje corto y grueso,
cola ancha y muy aficionados al trabajo. Una nueva descripción de la raza, nos viene
dada de la mano de un insigne geólogo ingles Joseph Beete Jukes que en su libro
“Excusiones sobre la Terranova años 1839 y 1840” describe al perro de San Juan
admirado por la raza con las siguientes
palabras “ Un perro enjuto y de pelo corto vino con nosotros a alta mar el otro
día. El animal era de una raza muy diferente de lo que entendemos en Inglaterra
por perro de Terranova. De hocico estrecho y delgado, cola larga y delgada y
unas, aún más delgadas pero potentes piernas, con un cuerpo flaco y de pelo
corto y suave…………estos son los animales que abundan en el país……no son en
absoluto bien parecidos, pero suelen ser muy inteligentes y más útiles que los
demás….he observado que una o dos veces metió la pata en el agua y chapoteó. La
punta de la pata era blanca, y Harvey dijo que lo hizo en un esfuerzo por
atraer a los peces. Todo el proceso me pareció notable, sobre todo cuando el
señor Harvey dijo que era instintivo y nunca le habían enseñado nada de eso”.
2.- Descripción de
los ejemplares.
Tras la lectura de las descripciones que podemos
encontrar entre marinos y exploradores podemos resumir que el extinto pilar del
Terranova y de los retrievers era un animal mediano, fuerte, robusto,
longilíneo, de cabeza compensada, ligeramente alargada y orejas colgantes, más
parecido a lo que conocemos hoy a un Labrador de trabajo que a un perro de
exposición. La sangre no miente y en un
recuerdo arraigado en la memoria de los tiempos, primitivo y visceral los hoy
menos numerosos negros ejemplares de Labrador cuando entran en su quinto año
comienzan a encanecer normalmente primero por sus patas, después por su pecho y
así seguidamente por su barbilla, hocico y punta del rabo, característica esta
que se manifiesta desde el nacimiento en muchos mestizos de ese primigenio
color, que dorados y chocolates fueron muy posteriores.
3.- De las razas
en las que influyó .
Este maravilloso y primitivo cobrador o retriever de
la península del Labrador influyó vía Gran Bretaña en muchas razas modernas de
retrievers o cobradores gracias a las importaciones de la aristocracia inglesa
tan aficionada al “hunting”; es el más influyente padrillo en los retrievers
modernos, como del de Chesapeake, el de Nueva Escocia, el Golden y el Labrador
entre otras razas. Innegable antepasado criollo de los actuales Terranova, que
con gran probabilidad tuvieron influencia
de sangre portuguesa y española en su formación tal y como fueron Mastines, Rafeiros y Serra da Estrela, que llegaron gracias a los
marineros de ambos países que allí faenaban como caladero tradicional de alta mar de sus flotas, desde el siglo XV
aproximadamente, para buscar el tradicional bacalao, alimento que sustentó a
las familias humildes durante siglos, debido a su cuatro características
primordiales a fe mía: un alimento sustancioso, de versátil preparación, de
fácil almacenamiento y conservación y algo muy importante, al alcance en
aquellas fechas de la economía más modesta.
Se ha hablado del “Terranova Menor” pero más se debe
esta “tercera” raza a una duplicidad de nombres del perro de San Juan – Terranova
Menor que de una tercera raza descendiente de la que hoy nos ocupa.
4.- De las causas
de su extinción .
La raza natural de San Juan de la Terra Nova
desgraciadamente se vió asediada por el hombre
y entró en franca decadencia para extinguirse finalmente a principios
del año 1980 sin posibilidad alguna de recuperación, salvo la de una recreación
artificial debido a varios factores:
A.- El fomento de la ganadería
extensiva de ganado ovino en el Canadá del siglo XIX como una nueva riqueza
mirándose en el espejo de Australia que fomentó la tenencia de perros de
ganado, gravando con altos impuestos y fuertes restricciones a las razas y mestizos
que no cumplían este cometido. De hecho
hubo una época de transición en la que había muchos ejemplares mestizados con
perros de pastor de diversas razas y que desempeñaban ese cometido ganadero.
Los que no servían para cumplir ese cometido se vendieron de modo masivo a
cazadores de fuera de la zona o a criadores interesados en mejorar sus líneas
de sangre. B.- El Reino Unido de la
Gran Bretaña, en un intento de erradicar la rabia vúlpica y otras enfermedades
infecto contagiosas, impuso en 1885 una estricta cuarentena sobre todo tipo de
animales que entraban en las Islas. Los pescadores vendían los cachorros a
marineros y pescadores de esa nacionalidad como complemento a su economía que a
su vez los revendían a cazadores debido a la buena fama de trabajadores que
tenían los animales de esta “raza”.C.- La promoción de su descendiente el perro de
la Terra Nova.D.- El último factor y
golpe definitivo fue la aparición de la pesca comercial y la desaparición de
las artes tradicionales de captura; ello llevó a que se perdieran incluso los
ejemplares “ilegales” que llegaron de modo penoso y casi desapercibido a los
años 80 del pasado siglo.
5.- Las últimas
importaciones
En el siglo XIX el deporte de la caza con escopeta era
practicado por los caballeros en diversas modalidades. En las parameras y
lagunas llenas de patos, gansos y otras anátidas eran muy apreciados los perros
retrievers o cobradores y cada Casa noble cultivaba una variedad particular
adaptada a los gustos del señor. Uno de esos casos fue el de los Condes de
Malmesbury que cultivaron una famosa cepa de perros retrievers “de los de la
Península del Labrador” fuertes, muy aficionados al agua, buenos en el trabajo
y negros como tizones que, según cuenta la leyenda ve el Conde en un barco y lo
adquiere a un pescador y desde esos días pedía a los embarcados le trajesen perros de ese tipo que él los compraba, y todo ello sucedió en Poole, el pequeño pueblo pesquero del condado de Dorset .
De esos perros adquiere por cesión varios ejemplares el Duque de
Buccleuch entre ellos Avon y Ned y los selecciona a su forma y estilo
encastándolos a su gusto en su programa de cría desde finales del siglo XIX. Al
no querer cruzarlos con otras razas para evitar consanguineidades consigue traer, a pesar de la prohibición,
varios ejemplares bastante típicos de estos retrievers criollos de la Terra Nova
en los años 1933 y 34 para mantener este ancestral encaste de retrieves casi
puros de San Juan, encaste por otra parte poco conocido incluso en el propio
Reino Unido, pues actualmente la aristocrática
Casa sigue cultivando perros de raza labrador todos negros descendientes
de aquellos medio San Juan medio Malmesbury que tienen un sello especial pues
son unos labradores “diferentes”.
La raza del Labrador Retriever también debe mucho a
Willian Scott y gracias a estos tres señores se reconoce la misma en el año de
1903.
6.- La última
camada conocida, los últimos ejemplares de la raza.
La última camada conocida y documentada fue una
realizada por el escritor canadiense Farley Mowat Mc Gill, (12 de mayo de 1921
– 6 de mayo de 2014) ecologista consumado, defensor de las causas
medioambientales en unos años en que esa preocupación era nulla y enamorado de las costumbres, usos y
animales del Canadá, cuyas obras están traducidas a 52 idiomas, en un intento
desesperado de salvar la raza, cruzó en
los primeros años de 1970 a su perro “Albert” unos de los pocos San Juan casi
puros con una hembra labradora negra. Parió 4 perros, sólo dos sobrevivieron
pero también eran machos y con las
marcas de pecho, bigotes y cuatralbas de su padre. Uno de ellos lo regaló al
primer Ministro canadiense Pierre Trudeau y otro al primer Ministro
soviético Alexei Kosigin en un intento de despertar
interés por recuperar la raza pero fue inútil. Incluso en esos años el literato
apareció en una serie de la CBC llamada “Telescope” en la cual él mismo cuenta
a “Albert” un cuento acerca de un joven perro de San Juan.
Los últimos ejemplares conocidos de la raza,
documentados y fotografiados aparecen en un lugar alejado de San Juan de la
Terra Nova a finales de los 70 primero de los 80 del pasado siglo. Eran dos
viejos machos de 13 y 15 años y debemos este conocimiento a Richard Wolters que
en su libro “The Labrador Retriever”, pero tampoco nadie pensó en recuperar la
raza con el viejo “Lassie” y su hermano cruzándoles con perras labradoras y la
raza se extinguió arrastrando esa extinción consigo al antepasado y testigo vivo
más directo de muchísimos de las razas de retrievers y del perro Terranova.
A que ahora miráis a los labradores de manera
diferente?
Imagen del libro de Mr. Wolters.
Magnífico blog y magnífico artículo. Intentaré seguir estos escritos, pues me han gustado mucho.
ResponderEliminarMuchas gracias, muy amable
EliminarExcelente blog, lo felicito
ResponderEliminarPues yo he recojido de la calle en chiclana Cádiz un perro muy parecido a las fotos de perros de aguas de San Juan que hay, diría idénticos, todo el que ve al perro y las fotos lo corrobora, me gustaría que lo viera. Gracias por tan magnífico articulo.
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