Se acerca el tiempo de Navidad, y como viene
siendo habitual, vengo en escribir el nuevo cuento de la del año 2016- 2017 de
Su Gracia . La tradición manda según la costumbre impuesta por San Francisco de
Asís, desde el siglo XIII y concretamente desde 1223, que los Belenes se
instalen el día de la Inmaculada Concepción. En un pequeño pueblo italiano
Greccio, en compañía de su amigo Messer Giovanni Vellita, se le ocurre la idea a santo patrón de los
belenes y belenistas (así nombrado por S.S San Juan Pablo II en 1986) y pide
autorización a Honorio III que celebra la idea de San Francisco autorizándola.
Los Franciscanos traen la costumbre a la capital del Imperio en el siglo XV
desde las posesiones napolitanas y pronto se pone de moda en la Corte y llega hasta
el pueblo llano.
Y en este lluvioso domingo malagueño, día de
Santa Bárbara, patrona de artilleros, mineros truenos y celleriscas que
coincide con el día del Señor, me dispongo a relataros el origen del grupo 10
que es el de todos los galgos y su papel en el Misterio del Belén, en homenaje
a ellos y al Supremo hacedor.
Para buscar la inspiración nada mejor
que una copita de brandy, unos bombones,
un puro canario y Charpentier : “Acteón, Pastoral en seis actos” en su versión
de William Christie.
Este es mi regalo de Navidad para mi familia
y para todos mis amigos amantes de los galgos como Antonio, Juan Carlos, Andrés, José Vicente, Javier, David, Páter Pedro, Martina, Pavla etc…etc… espero que os
guste.
CUENTO DE NAVIDAD. LOS GALGOS DE LOS REYES
MAGOS.
En aquel tiempo cercano al nacimiento de
Jesús, el hijo unigénito de Dios, los más grandes magos eran formados en
Alejandría, el puerto del misterioso Egipto. Todos los saberes se acumulaban
allí, desde su gran Biblioteca famosa en el Mundo conocido hasta los magos.
Los magos egipcios no eran vocacionales, eran grandes
funcionarios en su mayoría bien pagados amantes del lujo, escogidos por
ascendencia familiar o por el sacerdote que observaba a un infante inteligente
y moldeable por la “Casa de la Vida” vinculada al Templo del dios Heka Los
magos abandonaban a la familia desde la
infancia, vivían encerrados, casi aislados de todo contacto con la vida
cotidiana. Su sabiduría abarcaba todo el saber de la época e iban desde textos
mágicos a cotidianos como el interpretar las estrellas a cazar las diversas
especies, a cultivar la tierra, criar animales o abatir a los demonios.
Los iniciados no podían desvelar ninguno
de estos saberes ni secretos, juraban
voto de silencio, y si se rompía ello conllevaba la muerte, bajo una dolorosa tortura y la condena a no disfrutar del descanso del
alma por toda la eternidad. Al frente de todos los iniciados se emplazaba un
personaje que era conocido como Hery-Shesetaen-Per-Anj, o lo que es lo mismo,
el “Señor de los Secretos de la Casa de la Vida” que conocía todos los secretos
y no desvelaba todos ellos pues era su guardián.
No todos los iniciados llegaban a convertirse en verdaderos magos de sus cultos, sólo los elegidos por el Hery, por el Señor, al que los dioses revelaban que humanos elegidos podían disfrutar de estos divinos dones.
Allí también estudiaban magos de todas
partes del mundo de las familias aristocráticas de los tres continentes
conocidos, en tanto en cuanto les autorizase el
“Señor de los Secretos” y así estudiaron los tres protagonistas de este
relato Melchor, de blancos cabellos, ojos azules, piel lechosa y atusados bigotes, Rey de la
lejana Tartessos (en la provincia romana
de Hispania), que representa la ancianidad y la sabiduría, Gaspar el de cabello
negro, recortadas barbas y tez de color trigo, de mediana edad y penetrantes
ojos, Rey de un país en Persia, el Asia
Menor, que representa la edad mediana, con su fuerza, audacia y virilidad y por
último Baltasar el africano, joven lampiño, de poderosa musculatura de negro
ébano, que representa la impetuosidad y el valor, reinante en la lejana
Somalia.
Los tres fueron alumnos privilegiados, por
su noble sangre y por su clara inteligencia, del “Señor de los Secretos” . El Hery era delgado de piel color pergamino,
cabeza afeitada y delgado en extremo, ojos brillantes, pequeños, nariz aguileña
y rostro y manos huesudas…era un muerto viviente, descarnado, cubierto sólo en sus vergüenzas por un blanco
paño de fino lino; nadie podía adivinar su edad, pero decían que contaba con
más de 300 años, se pasaba la mañana
enseñando en la escuela del Templo y la tarde estudiando, escribiendo o
con sus perros de caza. Sus perros eran famosos en todo Egipto, eran
descendientes de los lebreles del faraón
Ramses II y de los Vertades de Escipión
el Africano, y de esos cruces guardados en secreto nacieron esos perros
agalgados famosos en Egipto por sus dotes venatorias.
Una fría
mañana de diciembre, arrivaron a
su antigua escuela los tres magos con sus pequeños séquitos y solicitaron ver a
su maestro cada uno por separado. El Hery les hizo entrar juntos en sus
dependencias, sencillas, organizadas en torno a un estanque lleno de peces de
bellos colores y les hizo sentar a su alrededor y, tras besar su mano en señal
de respeto, el “Hery” habló y les dijo:
“Hijos míos, grande es la alegría de
vuestro maestro al veros de nuevo, os esperaba.
Vuestras inquietudes son ciertas, debéis
seguir la Estrella de luz con cola, pues ella os llevará a contemplar al Hijo
de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo a la vez, es el Dios único y
verdadero que va a nacer para que los pecados de los hombres sean redimidos
ante el Padre. Mi búsqueda ha terminado, siento una gran paz y gran
tranquilidad.”
Melchor como el más mayor del grupo se
dirigió al Hery y le dijo: “Nos acompañaréis maestro?”
El Hery le respondió “No mi buen Melchor,
mi búsqueda ha terminado, el día que yo por vuestros ojos vea al Rey de Reyes
mi alma abandonará mi cuerpo, sólo tengo una preocupación y son ellos” señaló a
tres bellos galgos uno de pelo duro, otro de pelo largo y otro de pelo fino “que
va a ser de ellos, de mis hijos del viento que atesoran en su sangre las más
veloces que en perro conoció el hombre”
“No os preocupéis maestro” dijo Gaspar “Cada
uno de nosotros cuidará a uno de ellos”
Y así partieron los tres magos, tras
despedirse respetuosamente de su
Hery, hasta Jerusalem para desde allí
seguir a una estrella que les llevaría hasta Jesús, acompañados por los tres
perros.
Duras fueron las 12 jornadas entre
montañas y valles, entre fríos y vientos del desolado territorio de una ruta de
casi 800 kms que separaban Alejandría de Jerusalem. Los Reyes asistidos de sus
pajes portaban sus impedimentas en dromedarios y montaban en un caballo (Melchor), un camello
(Gaspar) y un dromedario (Baltasar) e hicieron gran amistad en el camino pues
les unía la sabiduría de su escuela, el amor de su Hery y la revelación de Dios
y la estrella de larga cola.
Al entrar en Jerusalem a fin de pedir autorización a las autoridades
romanas para poder transitar por esos territorios, el exótico aunque pequeño séquito llamó la
atención de los espías del cruel Herodes el Grande, ( también llamado Hordós el
Basileo, nombrado rey por el senado de Roma, el odiado medio edonita medio nabateo,
que mandó matar a su oponente y acabó con la dinastía de los
Antígonos) y al enterarse que eran sus
pares invitó a los Reyes a cenar y a hospedarse en su castillo.
Allí les agasajó y les preguntó, al
solicitarles cuál era el asunto que les llevaba a Jerusalem, el joven Baltasar
le contó todo lo que yo ya os he relatado, poniendo énfasis en que iba a nacer
el Rey de Reyes. Herodes, magnicida por naturaleza y ya anciano, pensó no en la
divinidad sino en el que un joven iba a destronarle y les solicitó que una vez
se enterasen el lugar exacto donde se alojaba el príncipe que iba a nacer se lo
comunicasen para él, personalmente,
rendirle pleitesía.
Mientras hablaba su mirada torva se
tronaba cetrina… siguió hablando y bebiendo y considerando Melchor que llegaba
la hora de retirarse cada cual a sus aposentos, ofreció unas bellas pulseras de
oro a Herodes como presente, Gaspar le imitó con una pechera de fina plata
incrustada de gemas y Baltasar con una saca de preciosas perlas….Herodes no
mostró interés por ellas, pero sí por los perros, y le explicaron que no podían
ofrecérselos como presente pues eran un recuerdo de su maestro, insistió el
tirano y al ir a tocar a uno de ellos el animal le respondió con un intento de
morderle y los otros con sonoros ladridos.
Herodes indignado y murmurando por bajo, se retiró y los magos
hicieron lo propio para seguir hasta Belén.
Arreciaba el viento frío, que traía
pequeños cortantes cristales de nieve….la estrella con cola se detuvo sobre un
portal o cuadra humilde excavada sobre una roca y allí bajo aquella luz,
adorado por pastores y calentado por el aliento de una mula y un buey estaba el
hijo de Dios, junto a su bella y demacrada Madre, nuestra Madre y Señora y
nuestro Padre el casto José. Le adoraron bajo aquella Divina Luz y los tres
Reyes, representantes del mundo conocido, de los tres continentes (Europa, Asia
y África) y de los tres estadios del hombre (vejez, madurez y la juventud)
notaron como al mirarle, el alma de su Hery subía al Cielo….
Le ofrecieron Oro, por las riquezas de su
condición de Rey, incienso por su Divinidad y Mirra para recordarle que era
mortal.
Se dirigieron respetuosamente a San José
para saber que necesitaban y el santo de la vara florida les pidió algo de
comer de sustancia para su esposa, la descendiente directa del Rey David, pues
estaba débil y los pastores trajeron leche y queso y algo de pan.
Salió Gaspar con los perros y cazaron una
gacela que fue pertinentemente asada por los pajes y compartida con la Sagrada
Familia.
Acamparon esa noche en las cercanías del
Portal y se despertaron sobresaltados. Los tres magos tuvieron el mismo sueño…un
ángel les pedía no revelar el lugar de nacimiento del Mesías.
Lo comunicaron a San José, advirtiéndole
del peligro. Él les agradeció el gesto y les dijo que esperarían a que Dios les
señalase el momento de partir bendiciéndoles a ellos deseándoles larga vida y
estirpe e igualmente a sus fieles galgos.
Así a la mañana siguiente los magos
encargaron a su séquito que vendiesen sus cabalgaduras y pertenencias y que
comprasen ropas vulgares y unos burros. Así se disfrazaron y despidieron y cada
uno partió desde Belén hacia sus tierras portando un corazón lleno de alegría,
esperanza y fe, algunas provisiones y un
perro galgo para ayudarles a comer algo de la carne que cazaban .
Hacia el Oeste partió Melchor con su galgo de pelo duro e hirsuto y
de él descienden todos los galgos de pelo duro y pelo corto de Europa, los Españoles, los Whippets, los Irish Wolfhound, los Escoceses, los Greyhound etc siendo el padrillo
universal de ellos. Hacia el Este partió Gaspar con su galgo de pelo largo y de
él descienden todos los galgos de pelo largo como los Caravan hound, los
Salukis, los Afganos y los Borzöis etc. Hacia el Sur, el profundo Sur partió
Baltasar y de su perro nacieron todos los galgos de pelo fino, los Azawak, los
Sloughis etc..etc…
Y por ello en otros continentes no hay
galgos y su descendencia y estirpe de galgos Europeos, Asiáticos y
Africanos fue tan grande, pues ellos con
sus ojos, aquellos tres primeros hijos del viento vieron al Hijo de Dios y fueron bendecidos por el propio San
José.
Y así otro año más os he contado el origen
de otra raza.
Feliz y Santa Navidad.
Precioso cuento navideño Rafael.
ResponderEliminarEl año pasado le tocó a los Dálmatas y éste, a otro precioso perro como es el Galgo.
Desde Cliveal te mandamos un fuerte abrazo y nuestros mejores deseos para ti y los tuyos en esta Navidad que nos queda ya tan cerca.
Gracias un fuerte abrazo y feliz navidad a todos
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