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domingo, 4 de diciembre de 2016

CUENTO DE NAVIDAD. LOS GALGOS DE LOS REYES MAGOS.


Se acerca el tiempo de Navidad, y como viene siendo habitual, vengo en escribir el nuevo cuento de la del año 2016- 2017 de Su Gracia . La tradición manda según la costumbre impuesta por San Francisco de Asís, desde el siglo XIII y concretamente desde 1223, que los Belenes se instalen el día de la Inmaculada Concepción. En un pequeño pueblo italiano Greccio, en compañía de su amigo Messer Giovanni Vellita,  se le ocurre la idea a santo patrón de los belenes y belenistas (así nombrado por S.S San Juan Pablo II en 1986) y pide autorización a Honorio III que celebra la idea de San Francisco autorizándola. Los Franciscanos traen la costumbre a la capital del Imperio en el siglo XV desde las posesiones napolitanas y pronto se pone de moda en la Corte y llega hasta el pueblo llano.
Y en este lluvioso domingo malagueño, día de Santa Bárbara, patrona de artilleros, mineros truenos y celleriscas que coincide con el día del Señor, me dispongo a relataros el origen del grupo 10 que es el de todos los galgos y su papel en el Misterio del Belén, en homenaje a ellos y al Supremo hacedor.
Para buscar la inspiración nada mejor que  una copita de brandy, unos bombones, un puro canario y Charpentier : “Acteón, Pastoral en seis actos” en su versión de William Christie.
Este es mi regalo de Navidad para mi familia y para todos mis amigos amantes de los galgos como Antonio, Juan Carlos, Andrés, José Vicente, Javier, David, Páter Pedro, Martina, Pavla  etc…etc… espero que os guste.

CUENTO DE NAVIDAD. LOS GALGOS DE LOS REYES MAGOS.
En aquel tiempo cercano al nacimiento de Jesús, el hijo unigénito de Dios, los más grandes magos eran formados en Alejandría, el puerto del misterioso Egipto. Todos los saberes se acumulaban allí, desde su gran Biblioteca famosa en el  Mundo conocido hasta los magos.
Los magos egipcios  no eran vocacionales, eran grandes funcionarios en su mayoría bien pagados amantes del lujo, escogidos por ascendencia familiar o por el sacerdote que observaba a un infante inteligente y moldeable por la “Casa de la Vida” vinculada al Templo del dios Heka Los magos  abandonaban a la familia desde la infancia, vivían encerrados, casi aislados de todo contacto con la vida cotidiana. Su sabiduría abarcaba todo el saber de la época e iban desde textos mágicos a cotidianos como el interpretar las estrellas a cazar las diversas especies, a cultivar la tierra, criar animales o abatir a los demonios. 
Los iniciados no podían desvelar ninguno de estos saberes ni secretos,  juraban voto de silencio, y si se rompía ello conllevaba la muerte,  bajo una dolorosa tortura y  la condena a no disfrutar del descanso del alma por toda la eternidad. Al frente de todos los iniciados se emplazaba un personaje que era conocido como Hery-Shesetaen-Per-Anj, o lo que es lo mismo, el “Señor de los Secretos de la Casa de la Vida” que conocía todos los secretos y no desvelaba todos ellos pues era su guardián.

No todos los iniciados llegaban a convertirse en verdaderos magos de sus cultos, sólo los elegidos por el Hery,  por el Señor, al que los dioses revelaban que humanos elegidos podían disfrutar de estos divinos dones.
Allí también estudiaban magos de todas partes del mundo de las familias aristocráticas de los tres continentes conocidos, en tanto en cuanto les autorizase el  “Señor de los Secretos” y así estudiaron los tres protagonistas de este relato Melchor, de blancos cabellos, ojos azules,  piel lechosa y atusados bigotes, Rey de la lejana Tartessos (en la provincia  romana de Hispania), que representa la ancianidad y la sabiduría, Gaspar el de cabello negro, recortadas barbas y tez de color trigo, de mediana edad y penetrantes ojos, Rey de un país en  Persia, el Asia Menor, que representa la edad mediana, con su fuerza, audacia y virilidad y por último Baltasar el africano, joven lampiño, de poderosa musculatura de negro ébano, que representa la impetuosidad y el valor, reinante en la lejana Somalia.
Los tres fueron alumnos privilegiados, por su noble sangre y por su clara inteligencia, del “Señor de los Secretos” .   El Hery era delgado de piel color pergamino, cabeza afeitada y delgado en extremo, ojos brillantes, pequeños, nariz aguileña y rostro y manos huesudas…era un muerto viviente, descarnado,  cubierto sólo en sus vergüenzas por un blanco paño de fino lino; nadie podía adivinar su edad, pero decían que contaba con más de 300 años, se pasaba la mañana  enseñando en la escuela del Templo y la tarde estudiando, escribiendo o con sus perros de caza. Sus perros eran famosos en todo Egipto, eran descendientes  de los lebreles del faraón Ramses II  y de los Vertades de Escipión el Africano, y de esos cruces guardados en secreto nacieron esos perros agalgados famosos en Egipto por sus dotes venatorias.
Una fría  mañana de diciembre, arrivaron  a su antigua escuela los tres magos con sus pequeños séquitos y solicitaron ver a su maestro cada uno por separado. El Hery les hizo entrar juntos en sus dependencias, sencillas, organizadas en torno a un estanque lleno de peces de bellos colores y les hizo sentar a su alrededor y, tras besar su mano en señal de respeto, el “Hery” habló y les dijo:
“Hijos míos, grande es la alegría de vuestro maestro al veros de nuevo, os esperaba.
Vuestras inquietudes son ciertas, debéis seguir la Estrella de luz con cola, pues ella os llevará a contemplar al Hijo de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo a la vez, es el Dios único y verdadero que va a nacer para que los pecados de los hombres sean redimidos ante el Padre. Mi búsqueda ha terminado, siento una gran paz y gran tranquilidad.”
Melchor como el más mayor del grupo se dirigió al Hery y le dijo: “Nos acompañaréis maestro?”
El Hery le respondió “No mi buen Melchor, mi búsqueda ha terminado, el día que yo por vuestros ojos vea al Rey de Reyes mi alma abandonará mi cuerpo, sólo tengo una preocupación y son ellos” señaló a tres bellos galgos uno de pelo duro, otro de pelo largo y otro de pelo fino “que va a ser de ellos, de mis hijos del viento que atesoran en su sangre las más veloces que en perro conoció el hombre”
“No os preocupéis maestro” dijo Gaspar “Cada uno de nosotros cuidará a uno de ellos”
Y así partieron los tres magos, tras despedirse  respetuosamente de su Hery,  hasta Jerusalem para desde allí seguir a una estrella que les llevaría hasta Jesús, acompañados por los tres perros.
Duras fueron las 12 jornadas entre montañas y valles, entre fríos y vientos del desolado territorio de una ruta de casi 800 kms que separaban Alejandría de Jerusalem. Los Reyes asistidos de sus pajes portaban sus impedimentas en dromedarios y  montaban en un caballo (Melchor), un camello (Gaspar) y un dromedario (Baltasar) e hicieron gran amistad en el camino pues les unía la sabiduría de su escuela, el amor de su Hery y la revelación de Dios y la estrella de larga cola.
Al entrar en Jerusalem  a fin de pedir autorización a las autoridades romanas para poder transitar por esos territorios,  el exótico aunque pequeño séquito llamó la atención de los espías del cruel Herodes el Grande, ( también llamado Hordós el Basileo, nombrado rey por el senado de Roma, el odiado medio edonita medio nabateo, que mandó matar  a su oponente  y acabó con la dinastía de los Antígonos)  y al enterarse que eran sus pares invitó a los Reyes a cenar y a hospedarse en su castillo.
Allí les agasajó y les preguntó, al solicitarles cuál era el asunto que les llevaba a Jerusalem, el joven Baltasar le contó todo lo que yo ya os he relatado, poniendo énfasis en que iba a nacer el Rey de Reyes. Herodes, magnicida por naturaleza y ya anciano, pensó no en la divinidad sino en el que un joven iba a destronarle y les solicitó que una vez se enterasen el lugar exacto donde se alojaba el príncipe que iba a nacer se lo comunicasen  para él, personalmente, rendirle pleitesía.
Mientras hablaba su mirada torva se tronaba cetrina… siguió hablando y bebiendo y considerando Melchor que llegaba la hora de retirarse cada cual a sus aposentos, ofreció unas bellas pulseras de oro a Herodes como presente, Gaspar le imitó con una pechera de fina plata incrustada de gemas y Baltasar con una saca de preciosas perlas….Herodes no mostró interés por ellas, pero sí por los perros, y le explicaron que no podían ofrecérselos como presente pues eran un recuerdo de su maestro, insistió el tirano y al ir a tocar a uno de ellos el animal le respondió con un intento de morderle y los otros con sonoros ladridos.
Herodes indignado  y murmurando por bajo, se retiró y los magos hicieron lo propio para seguir hasta Belén.
Arreciaba el viento frío, que traía pequeños cortantes cristales de nieve….la estrella con cola se detuvo sobre un portal o cuadra humilde excavada sobre una roca y allí bajo aquella luz, adorado por pastores y calentado por el aliento de una mula y un buey estaba el hijo de Dios, junto a su bella y demacrada Madre, nuestra Madre y Señora y nuestro Padre el casto José. Le adoraron bajo aquella Divina Luz y los tres Reyes, representantes del mundo conocido, de los tres continentes (Europa, Asia y África) y de los tres estadios del hombre (vejez, madurez y la juventud) notaron como al mirarle, el alma de su Hery subía al Cielo….   
Le ofrecieron Oro, por las riquezas de su condición de Rey, incienso por su Divinidad y Mirra para recordarle que era mortal.
Se dirigieron respetuosamente a San José para saber que necesitaban y el santo de la vara florida les pidió algo de comer de sustancia para su esposa, la descendiente directa del Rey David, pues estaba débil y los pastores trajeron leche y queso y algo de pan.
Salió Gaspar con los perros y cazaron una gacela que fue pertinentemente asada por los pajes y compartida con la Sagrada Familia.
Acamparon esa noche en las cercanías del Portal y se despertaron sobresaltados. Los tres magos tuvieron el mismo sueño…un ángel les pedía no revelar el lugar de nacimiento del Mesías.
Lo comunicaron a San José, advirtiéndole del peligro. Él les agradeció el gesto y les dijo que esperarían a que Dios les señalase el momento de partir bendiciéndoles a ellos deseándoles larga vida y estirpe e igualmente a sus fieles galgos.
Así a la mañana siguiente los magos encargaron a su séquito que vendiesen sus cabalgaduras y pertenencias y que comprasen ropas vulgares y unos burros. Así se disfrazaron y despidieron y cada uno partió desde Belén hacia sus tierras portando un corazón lleno de alegría, esperanza y fe, algunas provisiones  y un perro galgo para ayudarles a comer algo de la carne que cazaban .
Hacia el Oeste partió  Melchor con su galgo de pelo duro e hirsuto y de él descienden todos los galgos de pelo duro y pelo corto de Europa, los Españoles, los Whippets, los Irish Wolfhound, los Escoceses, los Greyhound etc siendo el padrillo universal de ellos. Hacia el Este partió Gaspar con su galgo de pelo largo y de él descienden todos los galgos de pelo largo como los Caravan hound, los Salukis, los Afganos y los Borzöis etc. Hacia el Sur, el profundo Sur partió Baltasar y de su perro nacieron todos los galgos de pelo fino, los Azawak, los Sloughis etc..etc…
Y por ello en otros continentes no hay galgos y su descendencia y estirpe de galgos Europeos, Asiáticos y Africanos  fue tan grande, pues ellos con sus ojos, aquellos tres primeros hijos del viento vieron al Hijo de Dios  y fueron bendecidos por el propio San José. 
Y así otro año más os he contado el origen de otra raza.         

Feliz y Santa Navidad.   

2 comentarios:

  1. Precioso cuento navideño Rafael.
    El año pasado le tocó a los Dálmatas y éste, a otro precioso perro como es el Galgo.
    Desde Cliveal te mandamos un fuerte abrazo y nuestros mejores deseos para ti y los tuyos en esta Navidad que nos queda ya tan cerca.

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